¿Cuál es el objetivo de los exorcismos Heráldicos?



Inauguramos el mes de Mayo publicando, el primero del mes, el video inicial de una serie de cuatro que muestran al fundador de los Heraldos del Evangelio, Mons. Joao Scognamiglio Dias conduciendo un ritual pseudo-exorcístico sobre algunas de sus seguidoras de sexo femenino en la casa central de la entidad, conocida como "Tabor", construida en la Serra da Cantareira en el estado de San Pablo, Brasil.

Estos videos fueron filmados por miembros de la institución a efectos de transcribir cada detalle del episodio, y hacerlos circular entre los adeptos. No se trata de filmaciones con "cámara oculta", y menos aún de un montaje.

Millares de personas han visto estos videos en las últimas dos semanas. Personalmente he alertado al Obispo de Braganca Paulista, cuya diócesis incluye al predio donde se realizaron estos actos, para que se informe y tome medidas. Como comunicó más tarde el Obispo, muchas otras personas, de Brasil y otras partes del mundo, hicieron lo mismo.

El resultado fue una reunión entre el Obispo y dos representates de los Heraldos del Evangelio, donde el primero indicó a los Heraldos que no había dado autorización a nadie a realizar exorcismos, y los instó a reflexionar y evitar situaciones donde exista siquiera la apariencia que las personas estén siendo dañadas o coaccionadas (constrangimento). Les indicó también a los Heraldos que tengan cuidado de posibles riesgos que este accionar pueda traerles ante las autoridades civiles. El texto completo del Acta de la reuinión se puede leer acá. A todo esto, los Heraldos respondieron con una "Nota de Esclarecimento" que, en resumidas cuentas, me atacan junto a otras personas como supuestos orquestadores de una campaña de difamación contra los Heraldos, y defienden las prácticas de estos "exorcismos extraordinarios y privados" como actividades que cualquier persona puede hacer, sin necesidad alguna de aprobación eclesiástica. El texto completo de la "Nota de Esclarecimento" y mi respuesta a la misma se pueden leer acá.

Una persona que no conzca la trayectoria y el accionar de los Heraldos del Evangelio, tal vez se sorprenda ante esta total falta de autocrítica. En lugar de aceptar la recomendación del Obispo a reflexionar, evitar situaciones que sugieran falta de libertad de las personas, y ser concientes del posible accionar de las autoridades civiles, ellos redoblan la apuesta. Le dicen al Obispo que este "exorcismo privado" no necesita de su autorización, atacan a las personas que alertan al Obispo de estos actos y amenzan acciones legales en vistas a proteger el secreto de estos actos.

Sin embargo, para aquellos que conocemos el modus operandi de esta "secta eclesial", la actitud no es sorprendente. Más allá de las apariencias, tal vez un tanto exóticas, de un grupo que se dedica a la devoción a la Virgen de Fátima, y consigue grandes sumas de dinero para la construcción de edificios monumentales, estamos lidiando (digámoslo con todas las letras) con un grupo con una trayectoria de comportamiento sectario que se ha desarrollado por más de 40 años. Este blog ya ha revelado ad nauseam las prácticas de culto a la personalidad, creencias apocalípticas y milenaristas, abuso de conciencias, y muchas cosas más que marcan de forma ininterrumpida la historia de esta institución.

¿Como encajan estos "exorcismos extraordinarios privados" en el marco de las actividades y creencias de los Heraldos del Evangelio? ¿Porqué son tan importantes para ellos que arriesgan intervención eclesiástica para defenderlos? Para entender estas preguntas, tenemos que hacer un poco de historia.

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No puede entender nunca a los Heraldos del Evangelio quien no conoce a Joao Scognamiglio Cla Dias, su Fundador. Introducido al movimiento Tradición Familia Propiedad (fundado por Plinio Correa de Oliveira) por un futuro detractor del mismo, Orlando Fedeli, Joao Cla (como era conocido entonces) logró establecer una posición de poder y autoridad dentro de la TFP desde 1975, cuando un accidente automovilístico limita la movilidad e independencia de Plinio.

Joao Cla usa esta cercanía al Fundador-Profeta de la TFP con mucha efectividad para convertirse él mismo en pieza clave de la institución. Con la aprobación y apoyo (aparentemente incondicional) de Plinio, arma en un antiguo edificio de una abadía benedictina en San Pablo, el "eremo de Sao Bento". Muchos miembros de esa institución son hoy sus más cercanos colaboradores y han sido consagrados sacerdotes de la Iglesia Católica. Para mostrar esa continuidad, esa casa, ubicada en la Rua Dom Domingos de Silos 238 en San Pablo, es la sede legal de los Heraldos del Evangelio.

Muerto Plinio, Joao Cla experimenta una metamorfosis. Primero se ocupa de cerrar la TFP brasileña mediante una serie de juicios, luego funda los Heraldos del Evangelio y se nombra Fundador y Presidente vitalicio de la institución, y finalmente inspira, en docenas de antiguos laicos de entre 40 y 60 años, que jamás habían contemplado una vocación sacerdotal, a ordenarse curas. Estas "vocaciones tardías" le dan un gran número de sacerdotes que le permite presentarse como una institución legítima dentro de la Iglesia, celebrando misas, oyendo confesiones, y juntando dinero de los fieles.

Como hemos indicado en otros artículos de este blog, la metamorfosis de Joao Cla y los Heraldos no fue total. Se puede decir que, más que nada, fue un "lavado de cara" que no limpió las peores características sectarias de la institución. La veneración a Plinio fué reemplazada (y ampliamente superada) por la veneración a Joao Cla. Si antes laicos podían manipular las conciencias, ahora esta manipulación es hecha por sacerdotes. Las creencias en la llegada inminente de un castigo apocalíptico ("la Bagarre") siguen más firmes que nunca. El desprecio por la Jerarquía Eclesiástica en general no ha disminuido: simplemente se disimulan mejor. El reclutamiento por medios engañosos fue perfeccionado y (una vez más amparados por su "aprobación pontificia" y el estatus sacerdotal) se centra ahora en niños y niñas no mucho mayores de 10 años.

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Dos aconteciminentos vinieron a turbar la institución. El primero fue un derrame cerebral sufrido por Mons. Joao Scognamiglio en 2010. El segundo fue la elección de Jorge Bergoglio S.J. como Papa Francisco en 2013.

El derrame cerebral incapacitó totalmente al Fundador de los Heraldos durante varios años. El lado derecho de su cuerpo está paralizado, y sus cuerdas vocales y habilidad de hablar con fluidez ya no existe. Nada de esto es hecho público, naturalmente. Las páginas web de los Heraldos continúan publicando videos antiguos del Monseñor como si fuesen recientes, y su discapacidad física, aunque imposible de negar y ocultar, es ciertamente ocultada puertas afuera. Aclaro no veo en esto nada "siniestro". Tal vez un poco de vanidad, pero es común que gente en posiciones de autoridad quiera ocultar sus discapacidades físicas. Tal vez esperásemos más de un líder supuestamente religioso. Pero allá él con su forma de hacer las cosas.

Pero puertas adentro, naturalmente, esto fue un gran golpe. Cualquier pesona que sufra un derrame de esta naturaleza sufrirá mucho. En el caso de Joao Clá, un hombre que siempre contó con su habilidad de expresarse y de hablar a grandes audiencias de admiradores, el golpe fue doblemente duro. En el ambiente enrarecido y sectario de los Heraldos, esto fue visto simultáneamente como un ataque del demonio contra la persona de Joao Cla y (al igual que el accidente automovilístico de Plinio arriba mencionado), como una oferta de "víctima expiatoria" por los pecados de la institución.

La elección de Jorge Bergoglio al papado fue quizás, un golpe más fuerte aún. Son conocidas las posturas "no-tradicionales" de Francisco, sus declaraciones informales a la prensa, su opción por enfocarse en temas que no agradan a los círculos conservadores del catolicismo. Para instituciones como los Heraldos del Evangelio, el peligro de una "intervención" a su orden es real. El caso no tan reciente de los Legionarios de Cristo, cuando los abusos sexuales de su fundador, Maciel, terminó con una tardía pero bienvenida intervención del Vaticano, es de pasado reciente.

El sectario (al igual que el maniático descripto por Chesterton), es habilísimo en tejer conjeturas, conectar lo desconexo, magnificar su propia importancia, y descartar otros elementos que los que tratamos de permanecer en la cordura sirven como contrapesos y puntos de equilibrio.

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Entre mediados y fines de 2015, surge, entre los conciliábulos más íntimos de los Heraldos del Evangelio, la noción de que llegó la hora de usar a los sacerdotes de la institución como exorcistas. Es un frente nuevo de actividad, ya que en sus épocas de la TFP, y como católicos laicos, los miembros de la institución no realizaban exorcismos, limitándose a rezar oraciones a San Miguel Arcángel, el famoso "exorcismo". Estas oraciones, sin embargo, eran genéricas y no dirigidas a una persona específica.

El sacerdote Heraldo, sin embargo, se anima a ir un paso más allá. Cree que su ministerio lo autoriza a expulsar demonios, sin aprobación del Obispo (léase el comienzo de este artículo). Su status de confesor lo hace accesible a fieles que le confían sus pecados para absolución, sus dudas para consejo. Recibe gente que cree conocer a alquien poseído por el demonio. O blanco de una "macumba". A veces este fiel le cuenta que se dirigió a su párroco habitual, y éste descartó sus teorías de posesión diabólica. "¿No me puede ayudar Ud. Padre?" El escenario está listo.

El sacerdote Heraldo también administra los sacramentos entre las miembros de la "Orden Segunda", la rama femenina. Ahi conviven mujeres de todas las edades, pero cada vez más jóvenes, que llegan a Tabor en búsqueda de una vida religiosa. Algunas entraron en contacto con la institución cuando tenían 10 u 11 años. Otras vivían en otros países sudamericanos, y recibieron milagrosamente una "beca" para ir a estudiar a Brasil. Otras entraron libremente, pero empiezan a tener dudas si esto es para ellas y, tal vez, quieran irse. Todas viven en un ambiente de estricta disciplina, convertidas en caricaturas poco femeninas de los "esclavos - guerreros - monjes" que los hombres pretendían (y todavía pretenden) ser. La presión psicológica es alta. Los psicólogos inexistentes. Los remedios psicofármacos disponibles. El escenario está listo.

El principal objetivo del sacerdote Heraldo no es expulsar un supuesto demonio del cuerpo de la víctima. De hecho, no ha seguido los pasos que la Iglesia siempre recomendó para establecer primero si la posesión es real... o si se trata de un problema psíquico o físico. No. El sacerdote Heraldo tiene que intervenir, a veces de inmediato. Desde el primer grito de una víctima, como se puede ver en uno de los videos. Y tiene que intervenir para lograr el principal objetivo de este encuentro entre víctima y sacerdote, que es lograr que la víctima use sus cuerdas vocales para dar voz a un demonio que proclama su odio y su miedo... no a Dios o a Jesucristo o a María Santísima, pero a un hombre: Monseñor Joao Scognamiglio Clá Dias.

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Estos "exorcismos extraordinarios privados" (tal vez aparezcan más calificativos en el futuro) son hechos "en nombre de Monseñor Joao", "en nombre de nosso Fundador". El formato incluye poca oración, algunas maldiciones, y mucho diálogo. Pareciera que el objetivo del sacerdote Heraldo no es expulsar al demonio lo antes posible, pero hacerlo hablar... hacerlo cantar.

Y el demonio habla. Habla mucho. Manifiesta su odio a Joao Cla. Ve visiones de Plinio sentado en un trono en el cielo, y confirma lo que los Heraldos ya saben: que Plinio es el "Orden del Universo". El demonio sabe que los malos, los posesos y los judíos tienen bases secretas en la luna y en el polo norte, de las que van a salir un día a hacer su trabajo.

Todo esto se filma, se graba. Se transcribe en gruesos volúmenes de papel, y se leen y comparten en reuniones en Tabor, presididas por un sonriente y a veces hablante Joao Cla. Estas reuniones son exclusivas para sacerdotes. Veteranos y novatos se juntan e intercambian anéctodas. "Yo exorcisé a este y me pasó esto..." "¿Y qué les parece lo que me pasó a mi?" Exclamaciones de admiración y "enlevo" puntualizan las frases más interesantes. Terminada la reunión, el sacerdote Heraldo está listo para su próximo encuentro con el maligno. "No vaya a ser que en la próxima reunión no tenga nada que contar..."

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El video adjunto (ya no está disponible) es una de estas reuniones. Esta tuvo lugar en la casa Tabor de los Heraldos, el 17 de Febrero de 2016. Dura más de una hora y, naturalmente, es en Portugués. En el centro, Joao Scognamiglio preside, autoriza y aprueba todo lo dicho y lo actuado. Los participantes son todos sacerdotes de la Iglesia católica. El lector ese día fue Luis Francisco Beccari, ahora sacerdote Heraldo, antaño eremita de Sao Bento en las épocas de la TFP.

A las predecibles quejas de que este video es "privado" y no debe circularse, yo respondo que este video es una denuncia pública hecha a la autoridad eclesiástica. Sacerdotes consagrados por Obispos de la Iglesia se juntan a alabar a un hombre, a gozar con los supuestos sufrimientos de una víctima posesa, a convalidar con su presencia y falta de objeción supuestas visiones y revelaciones diabólicas sobre la importancia de su Fundador, Plinio Correa de Oliveira, su madre y otros.

Invito a los Heraldos a declarar, pública e inequívocamente, si estos actos se siguen realizando hoy. Y si han sido dejados de lado, invito a que expliquen las sanciones que se realizaron a las personas que los efectuaron. De no hacerlo, no se puede sacar otra conclusión de que, siempre y cuando lo puedan mantener oculto, seguiran con estas (y otras) prácticas.

Invito a todos los que compartan conmigo que es totalemente inaceptable que esta gente siga usando su status de "aprobación pontificia" como un cheque en blanco para realizar estas barbaridades, se dirijan en primer lugar al Obispo de Braganca Paulista, Dom Sergio Aparecido Colombo, y le pregunten si los Heraldos han compartido estas reuniones con él. Como se ve, los testimonios y contenido de los exorcismos están escritos. Que el Obispo los pida, los lea y, ya que está, que mande una copia a Roma.

Cada día que pasa sin que esta insitución sea investigada en profundidad por las autoridades eclesiásticas, más victimas caen presas de una secta cuyo fin verdadero es la glorificación de su fundador. Es hora que la Iglesia intervenga y proteja, no a los sectarios pero a sus víctimas.

Finalmente agradezco a los que han decidido decir "basta" y dar a conocer esta y otras prácticas secretas de la institución. Que Dios y la Virgen los protejan y no lleguen a sufrir represalias de los sectarios. Su intención es la misma: mover a las autoridades eclesiásticas a abrir los ojos y ser más celosas de su rebaño. ¿Que se hace falta hacer para que esto ocurra?

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